Reseña especial de libros que nunca leeré: el del Puchi

Hoy os traigo algo especial, pues no se trata de un libro que no vaya a leerme nunca por problemas personales razonados y argumentados con el escritor o el tema de la “obra”, ni tampoco se trata de una despiadada crítica al estilo de la escritura o este tipo de temas (porque está claro que aquí no hay de eso). No; lo siento.

La siguiente reseña existe por un motivo muy claro: la editorial no ha mandado a la prensa la muestra gratuita del libro en cuestión porque, al parecer (¡oh, chosprecha!), no ha habido una buena acogida por parte de (redoble de tambor): NADIE.

Sí amigos, el fugado de Waterloo, el mal “amigo” que dejó a todo el mundo en la estacada cuando dijo que se iban a entregar, el pelomocho líder de un partido que en sus años mozos era la derecha catalana dirigida por el Molt Honorable Pujol (ya sabéis, el que ha robado millones y millones, él y su familia, pero no le van a juzgar porque ha expiado el tiempo en el que se podía hacer…), el Puchi ¡NO LE INTERESA A NADIE!

Esperad, que me seco las lágrimas de la emoción que me produce esta inesperada y renacida peste de fe en la humanidad que me ha llegado.

Jo… que emoción.

Y es que me coloqué en primera fila para leer esta obra desde el momento en que llegó a mis oídos la intención de publicarse, y las expectativas eran tan altas que pase hasta por alto que no estuviera solamente escrita en catalán (me encanta como atacan el uso de la lengua española… hasta que les hace falta usarla). Igual que ignoré el tufo a excusas baratas y sin fundamento que la sinopsis nos escupía a la cara, e incluso la seguridad para cualquiera con un poco de masa gris de que ahí dentro solo íbamos a encontrar repetidas todas las bazofias que han convertido a Cataluña en el estercolero que es, únicamente útiles para tapar los escándalos financieros de Mas y de Pujol, usando el borreguismo de los chupaesteladas (que no dejan de ser nacionalistas catalanes que llaman fascistas a los nacionalistas españoles… es curioso, la verdad) para poder conseguir un aura de misticismo y poder basado en el victimismo más ruin y falso, el mismo, pongamos un ejemplo que escuece, que usaron los nazis para tener de su lado a los alemanes contra el resto de Europa debido a las restricciones del Tratado de Versalles, firmado tras la primera guerra mundial.

Amigos lazis estrellados: leed y después, si no estáis en coma tras introducir tantas letras seguidas en vuestros “celebros”, pensad. Y no lo digo como insulto, sino porque me preocupáis. Mucho.

Volviendo al tema, la ilusión por poder tener entre mis manos esta obra se diluyó cuando me notificaron que su interés en la calle, ya no digamos publicitario o periodístico, había quedado reducido a tres gatos (dos de ellos muertos y enterrados), y que por lo tanto mandar ejemplares gratuitos no era una buena decisión de mercado. Bueno, pensé, el hecho de publicarlo tampoco es que fuera el sumun de la inteligencia. Porque vale, acepto que los libros publicados por el señor «Amo a España y a las gentes de España y la lengua y la cultura española» o el señorito «en 18 meses me voy del congreso» tenían su punto, porque leer los diarios/opiniones de un presidiario egocéntrico que vive mejor que nosotros, o el de un analfabeto con dinero que no sabe pasar de los 140 caracteres sin sufrir un derrame cerebral severo, pues podían tener su punto (apoyar a los deficientes mentales a hacerse un hueco en la sociedad siempre me ha parecido algo digno de cualquier persona con un poco de humanidad), pero darle voz a un jeta que lo único que ha hecho ha sido enfrentarnos a todos los catalanes y que, llegado el momento de la verdad, se las dio de espía escapando dentro de un maletero de noche, para pasar ya tres años en una mansión, pagada con nuestros impuestos, en Waterloo, digamos que no es la historia de alguien que merece aunque solo sea una gota de nuestro tiempo.

Ni media gota.

Pero me sabe mal no leerte, Puchi, porque aunque estaba seguro de que iba a encontrarme lo mismo que si metiéramos una sopa de letras en una coctelera y la lanzásemos con fuerza contra una pared, confiaba en pegarme un par de tardes de risas máximas mientras compartía extractos tuyos con mis amigos y familiares. Ha sido una lástima… Pero siempre nos quedará seguir aguantando al Torra, ¿no?, ese teleñeco tuyo con ojos de necesitar volver al colegio y lengua cubierta de ese odio irracional de los animales rabiosos castrados, al cual tienes atravesado por el culo emulando a Jim Henson (con todos mis respetos al grandioso marionetista) y que estás llevando, al igual que todos nosotros, a lo más hondo de la estupidez supina.

¿Crees, amigo Puchi, que algún día te atreverás a decir la verdad o, ya puestos, a apechugar con tus actos?, ya sabes, para poder decir que eres un ser humano respetable, y no un cobarde sin huevos que se esconde tras esos cachorros con retraso (algunos con camisas de Ralph Lauren) que has entrenado para destruir nuestra sociedad mientras gritan eslóganes que ninguno, cero, sabe defender con algo de cabeza.

¿Lo crees, Puchi?, porque, te lo juro, yo pagaría por ver una presentación tuya desde la cárcel, tras unos barrotes que, prácticamente desde que naciste, te has ganado abrazar.

¿Me explico?

Deja un comentario