Quiero vivir del dinero público

Me he cansado de madrugar, sinceramente. Es agotador despertarse al alba y ducharse sin luz solar en el exterior cuando aquellos que lo hacen a medio día para hacer/decir tres tonterías dictadas por sus amos, se embolsan el triple y, encima, después hacen lo que quieren sin reglas, prohibiciones, señalamientos masivos o insultos por parte de otros borregos como ellos.

¿No suena maravilloso?

Tener un amigo político o concejal, alguien que a la hora de separar el dinero público se acuerde de ti y te mande varios cientos de miles de Euros con los que seguir viviendo de no ser ni un poco productivo para la sociedad a base de blogs, de empresas sin futuro, de canales de Youtube u organizando manifestaciones o fiestas ilegales a las que no es bienvenido nadie que no cuelgue de los mismos hilos guiados por el idéntico marionetista. Porque en esencia vivir de subvenciones públicas, de asignaciones, de pagos en B o de no cotizar lo que no puedes decir que has ganado limpiamente es eso: ser el que lleva las rodilleras y le huele la boca a calostro a pesar de creerte el más listo del pesebre.

La simpleza de argumentos de los vividores que aportan al mundo lo mismo que aquello que acabo de despedir por el retrete de mi casa, debe ser extrañamente agotador, porque solo alguien de grandes tragaderas y monumental tercer agujero podría ser capaz de tirar a la basura algo tan bello como ayudar o producir lo que sea con tus propias manos con tal de vivir perpetuamente tumbado rascándose las partes nobles a dos manos al tiempo que defiendes a los obreros, trabajadores, pequeños empresarios y, por supuesto, los ilegales que no cotizan o los menas que agraden a ancianitas en las bocas del metro. Debe ser realmente tormentoso tener consciencia de que tu vida sólo sirve para la más absoluta y completa nada y dártelas de justiciero, para que cuando nadie te mire hacer todo lo contrario de lo que defiendes, viviendo salvajemente como toda la casta que no dejas de tratar de destruir porque, ¡OYE, ELLOS SON LOS MALOS!, ¿NO LO SABÍAS?; sí, los que crean empleo, empresas, invierten en algo y crean futuro para varias familias son los malos, no los que poco menos que nos están empujando al borde de un barranco del que no hay escapatoria debido al malgasto de dinero nacido de nuestros impuestos.

Por eso creo que puedo vivir del dinero público, porque si he aguantado en mi vida a tanto gilipollas sin escrúpulos dispuestos a darme la espalda en cuanto algo se torcía y olvidando todo lo que les he ayudado o las puertas que les he abierto, si todavía sigo cuerdo entre tanto hipócrita sin ganas de ser algo más que un simple lacayo de los que necesitan ser aplaudidos y besados para no suicidarse en cuanto se miran en el espejo, ¿por qué no voy a poder aguantar la monumental mentira que cargan los luchadores sociales, los antisistemas perpetuos, subvencionados por el propio sistema?

¿A ver por qué no voy a ser tan fuerte como alguien que no ha madrugado en su vida más que para vomitar tras una larga noche de alcohol y drogas pagadas por el contribuyente?

1 comentario en «Quiero vivir del dinero público»

  1. Será el mismo que se queje de los problemas en la sanidad pública cuando no haya médicos o medios para atenderle porque habrá contribuido con su ejemplo a crear una sociedad parasita que prefiere vivir como cigarras a ser hormiguitas

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