Proponido

Cualquiera que haya trabajado tendrá en su memoria la imagen del típico idiota integral, del listillo lameojetes, del payaso al que nadie aguanta y que ríe a viva voz cada vez que el jefe o el director o el supervisor, o cualquiera que esté por encima de él, suelta una gracia al nivel del peor chiste de los becerros de la Vida Moderna. Estos arrastrados, estas sanguijuelas sin vida propia más allá de lo que consiguen con muchísimo trabajo de baboso sólo para seguir aparentando formar parte de la normalidad más esclava, demuestran su profundo retraso intelectual en cuanto tienen ocasión (cuando simplemente hablan), y a pesar de ello, por supuesto, suelen acabar siendo jefes de alguien sólo porque todavía existen dueños de empresas completamente imbéciles que creen que tener cerca a este tipo de esclavos les hará sentir mejor en algún momento del día. O porque son, sin duda, un voto a su favor siempre que lo necesite.

Y ahora hablemos del Ministro de Consumo del Gobierno de España, Alberto Garzón.

Salido de la profundidades más incultas del ya de por sí inculto partido IU, este pobre infeliz con cara de haber nacido a raíz de un aborto mal practicado, ha recorrido toda su miserable vida siendo el megáfono de las teorías e ideas más desnortadas del comunismo más mentiroso. Porque sólo esta explicación le da luz al hecho de que, por poner un ejemplo simple, se haga fotos ante una cocina apagada, y agitando un arroz cocinado por la criada, portando una sudadera de la República Democrática de Alemania (DDR), es decir una dictadura, cerca de su Thermomix (precio estimado 1.100 Euros). Estas contradicciones andantes, esta supina estupidez solamente llevada con orgullo por incultos que apenas saben leer, ya no digamos razonar o siquiera sumar, son las que prefieren tener la ciudadanía en el Gobierno, son las que aplauden y vitorean porque representan a sus iguales, es decir, incultos sin una pizca de conocimientos básicos en cualquier campo. Y así nos va, dejando en manos de unos completos incompetentes miles de millones de euros y, lo más peligroso, nuestro futuro y seguridad.

Su último capítulo ha sido un video idiota donde pronuncia sin inmutarse el tan doloroso palabro proponido, que haría sangrar los oídos a cualquiera con conocimientos básicos de gramática o que ha leído aunque sea un libro completo en su vida. Pero más allá de que alguien que gana 110.000 euros al año no sepa ni expresarse con algo de lógica gramatical, lo que me deja alucinando es el hecho de que tras decirlo y editar el video decidiera colgarlo sin problemas, sudándole completamente los huevos este garrafal error, pues sabe que la mayoría de sus votantes y defensores son igual de idiotas que él. Sabe, y de muy buena tinta, que toda la izquierda cultural y estudiantil con sus camisetas del Ché y banderas de la Primera Republica, que todos los votantes que siguen confiando en el socialismo, el comunismo y el independentismo, tienen unos conocimientos tan bajos, pero tanto, que no llegarían a ganar ni el quesito rosa en el Trivial. Y que alguien con las taradas neuronas de Alberto Garzón os tome a vosotros, ineptos amantes de la actual izquierda y el socialismo, como gilipollas dice mucho de en que valor os tienen y dónde estáis situados en la escala de importancia para el actual poder estatal.

Siento haber sido tan brusco y, seguramente, haber batido mi propio record a la hora de soltar exabruptos, pero hay personas que no valen ni para jugar con el diccionario de sinónimos, hay quienes no sirven ni como motivación para que me esfuerce en hacer un texto rocambolesco y juguetón, porque cuando un asno, un completo anormal, se ríe de nosotros en redes sociales y no aporta más que vergüenza y ganas de vomitar, lo único que nos queda es alzar la voz con las primeras palabras que nos vengan a la cabeza, ya sean insultos, improperios, comparaciones groseras o falta de respeto por doquier.

No sale nada más, y nada menos.

¿Os habéis reído ya bastante del pobre comunista de postal?, ¿sí?, bien, pues ahora toca levantarse e impedir que sigan los mismos cabestros controlando nuestras vidas, y lanzando a la calle a sus hordas de niños de papá descerebrados que sólo tienen una cosa entre ceja y ceja: dinamitar la convivencia y trasladarnos a todos al más profundo de los medievos, aquel donde Alberto Garzón y los suyos quieren tenernos bien agarrados de la correa.

Sólo así, impidiendo que nos callen, podremos salir del agujero y, acto seguidos, enterrarlos a todos en él por y para siempre.

¿Os apuntáis?

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