Podría — UN RELATO BREVE

Podría levantarme de la cama.

Podría salir de la habitación y acercarme a la de mis hijos y despertarlos con mimos, prometiéndoles un gran día y que van a tener el desayuno en la mesa en cuanto terminasen de asearse.

Podría besar a mi mujer, que siempre se levanta un poco antes que yo, y degustar ese sabor a café que tiene siempre en los labios a esa hora.

Podría, en mi turno, encontrarme el lavabo hecho una pocilga porque a los gemelos les ha dado por ducharse juntos, con el huracán que ello conlleva para el orden de esa sufrida habitación.

Podríamos desayunar juntos, entre risas y bromas, mientras prometo que aquel día por la tarde nos acercaríamos al centro comercial para comprar alguna cosillas, por ejemplo, que necesitamos para Halloween.

Podrían estar todos muy contentos por ello. Y yo también.

Podría salir de casa de camino al trabajo en mi coche, tragándome una caravana de las buenas que podría ignorar mientras escucho el último disco de Kataklysm (porque una cosa es hacerse mayor y otra olvidar tus gustos).

Podría tener un buen día de trabajo o uno malo. Quizá el jefe me tocaría los huevos, o quizá no. Quizá la nueva chica de recursos humanos me volvería a mirar con ojos lujuriosos, o quizá no. Quizá el pelota de siempre me diría algo de mi peso, o quizá no. Quizá muchas cosas, y también ninguna.

Podría salir a mi hora, clavado, para llegar al colegio y coger a los niños justo al salir y, casi sin detenerme, pasar por el trabajo de mi mujer y, todos juntos, ir al centro comercial como prometí.

Podríamos comprar cosas que no necesitamos, comer chucherías sin hacer caso del hambre que pudiéramos tener, y acabar en la librería donde cada uno cogería algo que le llamara la atención.

Podríamos llegar a casa y comenzar a cocinar todos juntos, tardando más de lo necesario porque lo importante en realidad sería hacer algo juntos sin importarnos el estado final de la cocina.

Podríamos sentarnos a la mesa con la tele apagada, contándonos qué tal ha ido el día y qué nos espera en el siguiente.

Podríamos ver algún programa tonto en la tele sin mirarlo realmente, solo por pasar el rato compartiendo una calma entretenida que nos relajara antes de irnos a dormir.

Podría acompañar a su habitación a los pequeños cuando estuvieran cansados, o a su hora, lo que apareciera antes, y arroparles.

Podría hacer el amor con mi mujer antes de quedarnos desnudos y sonrientes en la cama, y decirnos buenas noches antes de apagar la luz de mi mesilla.

Podría.

Esto y más.

Pero se está mejor en la cama, quieto, sin hacer nada de utilidad e ignorando lo que podría pasar si saliera de ella. Porque no me atrevo a salir de ella por miedo a ellos, a ella, a mi mismo, y a todo lo que puede herirme si se me ocurre salir de mi cama.

Podría hacer muchas cosas, tenerlas, disfrutarlas, pero la protección de mi sábana es demasiado poderosa.

Prefiero imaginar qué podría ser, qué podría pasar, que buscarlo de verdad y tenerlo en las manos, porque temo que me señalen o miren o se dirijan siquiera a mí.

Podría. Claro que podría.

¿Pero puedes tú?

1 comentario en «Podría — UN RELATO BREVE»

  1. Justo para un domingo aletargado en el que se me han pegado las sábanas. Usaré tu texto como pretexto para mandar todo a la chingada😅😅 y ni sentirme culpable de filosofar un rato con el podría

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