La mujer es inferior

Como persona transgénero he tenido la suerte de poder vivir en mis carnes lo que se siente siendo hombre y mujer en nuestra patriarcal sociedad, y he llegado a la conclusión que las mujeres somos claramente inferiores a los hombres. O al menos así lo entiendo por todas las facilidades que el estado le regala a las mujeres para que puedan equipararse a los opresores machos.

De un tiempo a esta parte las mujeres han pasado a ser los nuevos negros en nuestra sociedad, pues si no fuera por la ayuda de los del bando contrario, y en especial de los líderes políticos, sería imposible que lograsen alcanzar una meta sin limosnas, palmaditas en las espalda o cambiando las reglas del juego para que puedan llegar donde los del otro lado consiguen sentarse solamente con esfuerzo y tesón. Porque, por lo que entiendo, el sacrificio y la constancia es algo que las mujeres son incapaces de agarrar con fuerza, sino no me explico como ahora, en pleno siglo XXI, en España se baja el listón en las pruebas para entrar a la policía o los bomberos, o, apenas hace unos días, se anteponga contratar a mujeres por delante de los hombres en puestos públicos de las universidades. Es decir, una cosa es que haya más mujeres que hombres cursando estudios superiores o que el fracaso escolar sea mayoritariamente masculino, pero cuando se trata de estudiar una oposición o sacrificar horas y horas de ocio en estudio ¡POR DIOS, NO!, para eso las mujeres no valen una mierda. Hay que darles el trabajo a pesar de que, quizá, haya un hombre con la nota más alta o esté mejor preparado; eso es cosa de machistas.

Ahora que lo pienso, puesto que las personas como yo, que a pesar de nacer con pene podemos sentirnos mujeres con todas las de ley (nunca mejor dicho), podemos presentarnos a las Olimpiadas como mujeres, unido a que claramente para la sociedad el sexo femenino es algo que hay que llevar de la manita a las más altas de las metas porque si no son incapaces de hacerlo, ¿qué estamos tardando en crear algo como una paraolimpiada de mujeres? Ya se hace una competición deportiva solo para homosexuales, ¿verdad?, ¡pues a qué esperamos! Las mujeres, a día de hoy y sobre todo con todo el aplauso a los talibanes y su blanqueamiento en los medios e instituciones, son poco menos que un animal de compañía al que debemos señalar dónde hacer sus necesidades, así que lo mejor que podemos hacer por ellas y su seguridad es meterlas a todas en una isla apartada de todo, ellas solas, y dejar que pasten en paz y armonía. Aquellas que lo deseen y entiendan que la única manera de prosperar es con un papá estado construyéndoles las escaleras para que solamente deban mover los pies para llegar al piso elegido, podrían irse a su isla, o gueto estatalmente construido para su bienestar, donde recibirán comida y agua a través de una obertura especial que se colocará en la puerta principal; igualito que se hace en las celdas de aislamiento en las prisiones.

Hacedme caso, soy transgénero y sé lo que significa ser mujer: las féminas somos incapaces de hacer nada sin que nos lo den masticado o construido. La historia lo deja bien claro con su silencio hacia figuras como Curie o Shelley, Christie o Thatcher, Woolf o Bigelow, Franklin o Joplin, que no llegaron a nada y nadie sabe quiénes son porque no alcanzaron la inmortalidad gracias a dárselo todo regalado. Porque una mujer es un animal inferior, es alguien incapaz de tomar sus propias decisiones y elegir entre una camino y otro o dar un paso o no hacia sus sueños. Es normal que aquellos que las conocen bien, que no es otro que el estado y las feministas, quieran allanarles el terreno que de otro modo sería igual que el de los hombres: lleno de piedras y errores de los que aprender y sacrificio.

Las mujeres no están hechas para sufrir, no saben ni entienden lo que es, por eso es más sencillo rebajar las espectativas y envolver en un papel de regalo carísimo, no solo en temas monetarios sino también psicológicos, todo lo que deseen o quieran. No vayan a romperse una uña.

El futuro es de ellas, está claro, porque los hombres moriremos antes en la calle de pobreza o en las guerras o en accidentes laborales o a base de suicidios, o de pena por no poder ver a nuestros hijos. Los hombres somos algo que se desecha día tras día solo porque ha sido creado como peones que sacrificar en cuanto nos aburramos de ellos. Pero las mujeres, la reinas del tablero, pueden ir a donde quieran sin preocuparse por encontrar un bache, el papi estado y las nuevas sufragistas colocarán un puente sobre cada uno de los charcos que sus delicados pies tendrían que pisar.

Ellas son inferiores, es lo menos que podemos hacer para que puedan sonreír cada mañana, ¿verdad?

Deja un comentario