Por mucho que estudie o analice a la raza humana, por muchas tardes o noches que, rodeado de amigos, me dedique a escuchar tanto a los que están cerca como a las otras mesas (el voyerismo es algo mágico a veces), nunca me cansaré de descubrir la bipolaridad que a todos, de un modo u otro, nos caracteriza.
Pero sobre todo la que los convierte en unos ignorantes sin remedio.
Si os he de ser sincero, hemos llegado a un punto en el que ni siquiera hay que agudizar mucho los oídos para darse cuenta, porque con solo estar despierto, no ser sectario, o atreverse a tener la mente y las ganas de conocimiento en todo momento al 100%, podemos descubrir cómo incluso los más inteligentes, e ilustrados, caen en contradicciones y tonterías casi cada día. Aunque lo peor no es eso, porque un desliz o tropiezo lo tiene cualquiera, lo peor es que lo hacen no porque crean en ello o porque tengan algún erróneo dato, sino por simple comodidad, por llana cobardía a decir algo diferente y contrariar a alguien, porque el miedo a que te etiqueten o digan que no estás dentro de su círculo es, con diferencia, la peor de las desgracias que hay en este mundo.
Bueno, es la peor desgracia si te importase formar parte de esa piara lleno de analfabetos, claro.
Ejemplos, sobre todo debido a nuestra situación actual, hay muchos, hasta demasiados dirían los más hartos, pues las ganas de cubrirse la cara y disimular han desaparecido por agotamiento o dogmatismo generalizado (si alguien se tatuó la cara del memo de Simón, ¿qué vas a esperar de la humanidad?), y entonces quedan a flote igual que una mierda cagada en el mar, las ruinas mentales más lamentables de la psique de la gran mayoría; ¿si no por qué creéis que la gente salía a aplaudir a las ocho de la tarde al balcón?.
El caso es que con la marcha de nuestro anterior Rey han surgido, de las profundidades de la estupidez humana, un sinfín de expertos en historia y justicia dispuestos a poner en su sitio a alguien que, sin ser respetado por mí en lo personal pero de algún modo sí en lo profesional, se lo están pasando bomba llamándolo ladrón (lean un poco algo que no sea un panfleto, por favor), putero (que no hay pruebas como con los del PSOE Andaluz, pero aceptemos barco) o incluso sacando de los cajones sus hermosas guillotinas (que nunca falte la gracia de turno), y todo es muy respetable porque, igual que el agujero del culo, todo el mundo tiene su opinión (más o menos repugnante o apestosa, pero que le vamos a hacer). El problema viene que estos mismos justicieros estuvieron calladitos como putas sidosas de carretera cuando los que se iban sin pagar por sus crímenes, o robaban, eran los políticos que pertenecían a sus ramas ideológicas, o cuando los que nos han engañado a la cara o robado el dinero público (repito, Público, que no viene precisamente de una familia Saurí como comisión por un acuerdo como los famosos millones del Rey, precisamente) son defendidos por los medios subvencionados y los mamporreros del poder, y claro, a base de lavado mental al final no queda otra que alegrarse por tener en el poder a alguien de nuestra misma ideologías políticas; porque hacer otra cosa es de fachas, ¿no lo sabías?
Porque el hecho de que ese líder sea un embustero, un ladrón, un falso que ha mentido desde que aprendió a usar la lengua o atacó por interés cosas que después él hizo, no va a robarnos la ilusión de tener como jefe a alguien que no sea de derechas, ¿vale?
Y sí, seguramente el exRey será juzgado por mover el dinero de una forma que a todas luces es ilegal (y me alegro que así sea), pero en comparación con los que han sido juzgados y declarados culpables (repito, Culpables) y que muchos se empeñan en defender o tapar, digamos que don Juan Carlos al menos nos ha dado algunas conexiones internacionales que han aportado puestos de trabajo, inversión extranjera, e historias más graciosas que las que nos cuentan los fugados lazis, los cocainómanos del sur, los Torrentes de maletas en aeropuertos, o los machistas coleteros que te colocan en puestos de trabajo dependiendo de hasta donde quieras agacharte para alabarle.
Porque es necesario poner ante la ley a los delincuentes, y es del todo obligatorio atacarles y tratar de quitárnoslos de nuestras vidas si se han quebrantado la ley, pero repite conmigo: A TODOS. No solo a los que nos gustan más o menos, no solamente a los que nos dan más puntos de buen ciudadano, porque esto no es un partido de futbol donde puedes hacerte el ciego si tu equipo ha hecho una falta dentro del área al contrario; esto es nuestro país, esto es nuestra economía y nuestras vidas. Esto es nuestro futuro.
Y qué queréis que os diga, a mí que el exRey se vaya me da exactamente igual, sobre todo porque no lo ha hecho en un maletero o nos va a chulear desde el extranjero (u organizará quedadas de fieles que, después, resultarán ser un potente foco del Corvid-19), y no ha usado con prepotencia mi dinero para viajar en Falcon a un concierto o se me ha inventado un comité de expertos para que estemos calladitos y mansos (y aceptamos Elefante como cagada monumental). Este señor, este anciano que lleva más hierro en su cuerpo que Terminator, y su familia, nos han costado su dinero y deberían habernos respetado más a los españoles, pero no es ni va a ser jamás el personaje más repugnante ni enfermizo para nuestro país, sobre todo porque ese lugar ahora mismo, en nuestro presente que es lo que debería preocuparnos, está ocupado por un gobierno de trepas que solo buscan su bienestar olvidándose de nosotros por completo.
¿Y no es eso lo mismo que le están muchos echando en cara a la monarquía?, ¿qué no nos aporta nada y solo están chupando del bote? Pobres bipolares ignorantes…