Hola.
Soy un ciudadano medio de esta sociedad criada por televisores, tablets, noticias manipuladas y cientos y cientos de horas de Internet usadas, básicamente, para masturbarme y ver videos de otras personas haciendo cosas en la vida real.
Así que hazme caso porque sé de lo que hablo la mayoría del tiempo.
Os escribo para tratar de abriros los ojos sobre un tema importante que va de boca en boca sin que ninguno sepan en realidad de qué hablan ni porqué lo hacen, pues siempre, tras ellos, está la sombra de una duda tan grande y oscura que se niegan a señalarla o siquiera mirarla de reojo por miedo a darse cuenta de la mentira que guía sus vidas.
Así que escúchame bien:
TIENES QUE HACERME CASO.
Olvídate de todo lo que crees saber o has leído en libros (están muy pasados de moda a día de hoy eso del papel) y atiende, porque puede que sea la última oportunidad de tienes de salvar tu miserable vida de listillo.
Sé que seguramente hace unos meses dijera lo contrario en mis redes sociales (si todavía no lo has hecho: ¡sígueme!), e incluso insulté a quienes a día de hoy están a mi lado en esto, pero a eso se le llama evolucionar, a eso se le llama aprender, y, no te quepa duda, no se debe a hipocresía o a que entonces no supiera de qué hablaba o hubiese visto alguna fake new de esas lanzadas por los bots en redes. De eso nada. Lo mío es una simple escalada hacia arriba, una metamorfosis que nace de alguien con muchas horas a sus espaldas de trabajo duro para conseguir seguidores y un poco de casito en redes, por lo que no, amigo, no soy un mentiroso ni un idiota.
Soy alguien que crece y cambia y se hace mejor a cada paso que da en la lucha por la libertad de información y expresión.
Así que cállate y hazme caso de una vez.
Sé que aún no he entrado en el tema en cuestión, pero en seguida viene. No te preocupes.
A veces es necesario, antes de entrar en el tema, dejar las cosas claras (a pesar de usar una dialéctica llena de la más absoluta nada) porque de lo contrario enseguida salen los haters que tratan de refutar mis ideas y atacarme y acosarme en redes con sus estúpidas ideas contrarias a las mías. Esos, y no otros, son a quienes debes evitar huyendo a toda prisa de su lado y su mensaje, porque no buscan otra cosa que tirar por el suelo con “sus” datos todo lo que yo y los míos decimos una y otra vez para que no puedas sacártelo de la cabeza.
Ignóralos, insúltalos y censúralos; no merecen otra cosa.
Ahora sí: escucha bien.
Nuestras vidas están siendo atacadas por quienes se niegan a entender su entorno y el modo, como yo y los míos, que tiene de cambiar el mundo para mejor. A pesar de todas las nuevas reglas (la ley debe cumplirse siempre) y muros (diferentes a los de las fronteras, que siempre hay que derribarlos) y señalamiento (si te señalan recuerda que es porque algo estarás haciendo mal), nuestra evolución se basa en dar un paso hacia adelante cargando con la nueva maleta que nuestro presente nos va llenando de lo que necesitamos sin saberlo, y no en permanecer quietos o pretender abrirla para ver qué hay dentro o preguntar para qué sirve este esfuerzo.
Eso es de egoístas y fascistas.
Este 2022 tiene que ser el año en que todos continuemos férreamente agarrados a la vía del tren, fijos y seguros de que al final del túnel hay algo bueno y mejor a pesar de no tener ni idea de qué es.
Este 2022, amigos, es el año de seguir siendo lo que nos digan que tenemos que ser, ¿o eres de los que prefieres abrir la maleta?