Gracias, Rata.

Gracias, rata, por ser el peor político que nos ha dado la historia de España.

Gracias, chepas, por representar mejor que nadie la hipocresía política y el populismo más rastrero, ese que insulta, violenta, señala y censura pero llora cuando le viene el viento de cara, y el que prometía no hacer o convertirse en algo en lo que ha acabado haciéndo y siendo.

Gracias, macho alfa, por ser la viva imagen de un machismo extinto en nuestra sociedad, ese que pone a las mujeres en posiciones de poder dependiendo de en cuántas camas haya dormido o las mesas bajo las que se haya agachado, olvidando la meritocracia, el talento y el esfuerzo por el que las mujeres valientes lucharon en el pasado.

Gracias, marqués, por arrastrar contigo al hoyo a un grupo de despojos sociales escondidos bajo repugnantes banderas e ídolos cargados de odio y rencor hacia los demás.

Gracias, Pablín, por mostrarnos el peor de los racismos, ese que nace de la ideología y la ceguera del que busca aplausos falsos en manos aborregadas.

Gracias, coletas, por cargarte tú sólo al «feminismo» más injusto y nocivo dándole voz a la madre abandonada de tus hijos abandonados, y a sus amigas, demostrándonos que incluso algo bueno como la igualdad entre sexos puede ser mancillada si se pone en manos de canallas ansiosos de poder y dinero pero pobres de intelecto y buenas ideas.

Gracias, moño, por demostrar que si la mayoría real, la que no te representa, se une, nadie puede quitarnos la libertad y las ganas de vivir en paz los unos con los otros.

Gracias, «gafas y dientes gratis», por permitirnos a todos, ahora que eres un hombre de a pie, que te podamos linchar a demandas y denuncias, de las que sólo podrás defenderte tras tu guardia fascista privada, la cual, ya te adelanto, en cuanto pueda te va a dejar en la estacada o donde pillen primero.

Gracias, hijo de Frap, por esos segundos mágicos, inolvidables, en los que hundido en tu propia bilis anunciaste rodeado de pollos sin cabeza aquello que ya sabíamos; que dejabas la política despues de 7 años en los que te ha dado tiempo de hacerte rico pero no de ayudar a nadie que no fuera cercano a tí o hijo de papá y mamá; como tú.

Gracias, Pablo Iglesias.

Gracias.

Cierre al salir, y hasta nunca.

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