Una de las cosas más divertidas que tiene la vida es que el tiempo acaba poniendo a cada uno en la tumba que le toca. Ya sea literal o figuradamente, todos, en algún momento, acabaremos recogiendo lo que hemos cosechado, la mayoría de las veces, a sabiendas. Por eso me hacen tanta gracia los votantes que ciegos de sueños populistas y llenos de mentiras, defienden a Podemos o al PSOE con la bobada de que lo hacen para detener “al fascismo”.
Aja… bien. ¿Y cómo lleváis esa lucha desde el paro o la seguridad de que os vais a quedar en la más absoluta ruina, mientras los que nos han metido en este presente se pegan la vida padre o se hacen foto reportajes de nuevo rico con relojes de 1.250 euros en el jardín de la mansión que les habéis ayudado a tener?
¿Todo bien? ¿Necesitáis un abrazo?
Decir cosas como “te lo dije” siempre me ha parecido de gilipollas, y por eso no se lo he dicho a nadie directamente, sobre todo porque cuando esta panda salieron a la palestra yo solo me limité a decir que no eran trigo limpio, y que algo ocultaban tras esos discursos vacíos y tanto postureo y defensas del país de Oz comunista y social que se traían entre manos.
Ya sabéis eso que dicen: cuando alguien solo te promete aire, no le des ni los buenos días.
Pero el cabreo de ver como tantas buenas personas perdían el raciocinio por culpa de promesas de trileros ya se me ha pasado. Lo juro. Si ahora me están saliendo malas palabras e insultos con base probada es porque, y lo intento, no puede salirme nada más cuando pienso en ellos. Pero no es por cabreo. Nada de eso. El enfadarse con ciegos es como meterle bronca a un niño pequeño que se te mea en la cara o un perrete que se come sus propias heces; no saben lo que hacen, pobrecillos. Mis ataques y criticas tienen una razón que hasta algunos tacharán de honorable, y que no es otra que ahorraros a los pocos idiotas que seguís bailándoles el agua un tiempo que no vais a recuperar, porque todos sabemos, incluidos vosotros mismos, que esta situación no hay por donde cogerla. Lo sabéis. Pero algunos seguís agarrados al palo en llamas por orgullo (hay que ser tonto), interés (hay que ser puto esclavo) o vergüenza (hay que ser cobarde), tratando de hacer malabares con la caja B de Podemos, el nuevo casoplón que el chepas se va a comprar para blanquear dinero y vivir con su nueva querida, con el dinero invertido en estudios de genero o masters dirigidos por travestis con aires de reinas que no ayudan en nada, los papeles que demuestran (con solo leer, pensar y no ser un mamporrero es fácil llegar a esta conclusión) que el dinero invertido en las mascarillas y medicamentos y demás durante la pandemia por parte del gobierno apesta a blanqueo de capitales y a pagar a los que les han colocado ahí mediante apoyos muy oscuros, y un largo etcétera que, os aconsejo, busquéis en internet en lugar de ver la nueva película de moda de Netflix o la serie recomendada por algún ministro sin oficio ni beneficio.
Vuestro palo se está convirtiendo poco a poco en cenizas, y al final, a base de sudar y sudar intentando seguir viviendo del cuento, abriréis los ojos. Es algo matemático de lo que seria fácil sacar una fórmula, pues nadie en su sano juicio es capaz de defender lo indefendible para siempre. Es im.po.si.ble. Y cuando llegue el momento, igual que pasó en Galicia, seguir votando a quienes hacen día tras día lo contrario de lo que prometieron y, al mismo tiempo, lo que nos prohíben a nosotros hacer, se convertirá en sinónimo de pegarse a uno mismo con una plancha caliente en la cabeza que a ser alguien con una utilidad real en el mundo, o al que puedes mirar a la cara sin reírte a carcajadas por lo patética de su existencia.
El gobierno está tocado de muerte, y no llegarán a final de año, la pregunta clave aquí es: ¿aprenderemos de una vez por todas, o volveremos a lamerle las pelotas al siguiente que venga contándonos un nuevo cuento?
Como he dicho al principio: el tiempo pone a cada uno en el lugar que se merece.