Los regalos que merecen

¡Ya han llegado los Reyes Magos!

¡Yupiiiiiiii!

Reconozco que incluso a día de hoy me llena de alegría esta fecha: el hecho de dormir sin saber que habrá en el sofá esperándote, los nervios al desenvolverlos, las caras de los críos al no entender qué pasa pero felices porque tienen nuevos juguetes (rosas o azules, lo que ellos escogieran libremente).

Sí, soy un flipado de la Navidad y la Noche de Reyes.

Pero en este país que tenemos lleno de jetas y de listillos, de hipócritas y de completos hij**s de pu**, estoy seguro de que algunos habrán pedido lo que no merecen o, directamente, lo que saben que no necesitan. La ceguera de la hipocresía y del bajo nivel intelectual es así de opaco, ya se sabe.

Así que en un alarde de generosidad, y porque no decirlo también de lengua bífida, me dispongo a enumerar lo que espero que a algunos de vosotros os hayan traído en esta noche tan señalada; por vuestro bien.

 

  • A los mentirosos: todo el mal que han generado. Porque sí, te puedo comprar que a veces una mentirijilla no hace daño a nadie y que no es malo decirlas, pero cuando el resultado es gente que no sabe que pasa debido a un grupo de expertos inexistentes, a promesas de sueldos mínimos y de pagas de ayuda que no llegan, y encima niegas lo dicho en el pasado mientras te limpias de entre los dientes de restos de langostinos, lo único que creo que mereces es despertar una mañana con toda la pobreza, desesperación, soledad y falta de recursos que han generado todas y cada una de las mentiras que han escupido. Y encima alguno se presenta a President de la Generalitat… si es que los hay que de cara duras se pasan el juego.
  • A los rabiosos acomplejados: todo su veneno. Porque de agradecido con rodilleras y aliento a huevos del líder de turno está el mundo lleno, pero el escapar de rositas de cada una de las palabras escritas en artículos aberrantes o en programas de televisión vomitivos, me parece que ya va siendo hora de que se acabe. Hay personas que con solo verle los dientes o el modo en que mira a los demás ya sabes que las carencias están a la orden del día, y por desgracia la única salida para vidas sin honor ni utilidad es la tan aplaudida eutanasia que ellos mismos se cuelgan del cuello como una medalla. Que os aproveche, palmeros.
  • A los que ansían el control: una celda sin muebles. Y es que como cualquiera con dos dedos de frente sabe, la mejor manera de tener al pueblo comiendo de la mano es prohibiéndoles todo lo que les hace ser libres, como la familia, la religión, la educación, el trabajo, en definitiva aquello que escapa del control de un jefe que desea ante todo la pleitesía por parte de estómagos hambrientos. Por eso es aún más triste ver la negación por parte de la masa, cada vez más pequeña gracias a Dios, que con tal de seguir alimentando su odio por un contrario fabricado en sus mentes continúan regalándoles confianza a los que solo van a devolverles miseria. Así que no dejéis que os hagan creer lo contrario: estamos de camino a un nuevo orden, uno cerrado entre cuatro paredes donde solamente tendremos lo que ellos quieran, y por eso, para ellos, una celda es lo mínimo que Podemos regalarles.
  • Para los necesitados: trabajo y libertad. Porque no sé si lo sabéis, pero ahí va un adelanto de un artículo que escribiré pronto: ahora mismo solo podemos apuntarnos al paro cuando ellos quieren, impidiéndonos darnos de alta y cobrar nuestro dinero porque, gracias al Covid, las oficinas solo “aceptan” a cierto número de personas al día; y eso incluye el poder pedir una Cita Previa. Esto, además de algo de locos y falto de justicia, es una piedra más dentro del zapato de cualquiera que tenga una casa a cuestas o, sin más, adore su libertad y el no irse a dormir, o levantarse, con la duda de si dentro de un mes deberá unirse a las colas del hambre. Porque no solo nos arruinan, sino que demás nos impiden permanecer mínimamente a flote con lo poco que podamos, pues nos pinchan el salvavidas mientras nos llenan la boca de sal. Así que amigos parados, os deseo suerte para sobrevivir a pesar de los reveses, y, ante todo, valentía para levantar la voz y no dejarles que sigan haciéndoos esto; porque solo cuando uno se pone en pie consigue que sea más difícil de pisar, ¿y a que tampoco son tan altos ni tan fuertes los integrantes de nuestro Gobierno? Pues eso…

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