Los lame suelas del estado, y su silencio

Lo más divertido del presente que nos está tocando vivir es, con diferencia, las cucarachas con lenguas metidas por el culo que, día tras día, se ponen de lado a cada nuevo latigazo que nos regala muy amablemente el gobierno que patéticamente, y con mucha inclusividad y feminismo, nos está hundiendo en el fango sobre el que están construyendo los cimientos de sus mansiones de casta.

Pero al menos, como muchos dicen, no nos gobierna la derecha.

Hoy he vuelto a ver la película EL JUICIO DE LOS 7 DE CHICAGO, y dejando de lado a los incultos que ven en ella solamente un alegato contra el racismo y el fascismo con el puñito el alto a lo RATM (otros revolucionarios de postal), me parece que muy pocos han comprendido realmente lo que esos chavales buscaban en su día y que, violencia policial mediante, les trataron de impedir realizar: ir en contra una gestión institucional nefasta guiada para el beneficio de unos pocos, unas leyes censoras incompatibles con una sociedad libre y, sin duda, el ansia de poder de unas élites que creían que toserles era sinónimo de enemigo.

Volved a leer lo que he numerado antes y, mientras lo hacéis, pensad en la situación actual de España… ¿qué os sale?

La cobardía de aquellos que llenaban las calles por el sacrificio de un perro, la subida del 4% de la luz, el encarcelamiento de un rapero multi-reincidente o la muerte de un delincuente drogado hasta las cejas tras robar un establecimiento, es tan palpable que me encantaría ponerme delante de ellos a escucharles argumentar qué les mantiene en sus casas más allá del egoísmo que les hace sentirse seguros con un gobierno supuestamente de izquierdas. Lo más gracioso es que algunos de estos lame suelas, de estos rodilleras incurables y ciegos, los consideraba amigos y estuvieron a mi lado cuando juntos nos reíamos de Rajoy y yo les dejaba decir barbaridades insostenibles sobre el Che o el chepas/ex coletas, pero ahora que el que escribe, debate y, a diferencia de ellos en su día, argumenta las cosas soy yo, todos, o casi, me han dado al espalda porque, a ver si lo puedo escribir sin reírme, me volví un facha.

Nada, que no lo he logrado: me he reído de lo patéticos que son y siempre serán.

La estupidez humana queda retratada cuando los hombres no hacen lo que la supervivencia les dicta, o el amor a su propia libertad desaparece entre cenizas que antes fueron sus principios, y el saco de basura con caras y nombres fáciles de redactar (pero es más divertido no hacerlo por eso de mantenerlos en su cobarde agujero de podredumbre intelectual) cada día está más lleno, y muy pronto reventará si no lo ha hecho ya.

Ellos lo saben, nosotros lo sabemos, y desde luego nuestros líderes millonarios comedores de jamón y adictos a los polvos blancos y las luces de neón lo saben, pero aquí estamos: liderando el paro juvenil y femenino, con 100.000 pymes desaparecidas, deuda del 120% del PIB, los desahucios subiendo un 63% y con 400 cargos en Cataluña (donde vivo y nos están llevando, con la excusa del independentismo que da de comer al gobierno central, a la edad de piedra) cobrando más de 100.000 euros al año porque España ens roba.

Y no pasa nada, amigos. Nada de nada.

Hasta que algo explote…

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