Y el ego lo mató

Voy a ser sincero: me voy a cagar muy fuerte en la última película del ególatra de Snyder. Así que si eres de esas personas que tienen su pene todo el rato en la boca (y que al mismo tiempo insultan a los fans de Nolan) más te vale cerrar ahora mismo esto porque no solo voy a ponerle a caer de un burro a él y a su enorme inutilidad como director/guionista/fotógramo/productor, sino que además te va a caer una buena hostia por ser un lame culos tan idiota.

Así que allá vamos.

Entiendo que estamos a unos niveles intelectuales tan bajos que hasta mirar fijamente la mierda de mi perro podría entretener a alguien durante varias horas, pero que haya un pequeño grupo de gilipollas diciendo algo no quiere decir que a las cosas no se las pueda llamar por su nombre. Y sé que las piruetas mentales y argumentales de algunos rodilleras de Snyder están siendo dignas de mostrarse en el Circo del Sol (porque ya se sabe que la capacidad de quedar como un imbécil es algo que muchos agarran por los pelos en cuanto tienen la oportunidad con tal de seguir siendo aplaudidos por anormales como ellos), pero hay algo que por muchos malabarismos que hagan seguirá estando sobre la mesa: que Army of the Dead es una putísima mierda.

Y punto.

Cualquiera que ame de verdad el cine, que haya visto buenas películas y, en fin, entienda un poco lo que tiene delante, es imposible que diga que se ha entretenido con esta basura sin ponerse colorado o tener su voz interior gritando como una loca pidiendo auxilio para ser liberada de la cárcel donde está enterrada.

Y punto. No hay vuelta de hoja. Ya está.

Y ahora numeraré brevemente, y para echarnos unas risas, algunas de las monumentales cagadas y sin sentidos de esta nueva mierda que Netflix ha parido:

 

1) fotografía y dirección con una personalidad a niveles de alumnos de la ESO con un móvil Nokia.

2) personajes cuyos nombres, seguro, ni recordáis y que, en el mejor de los casos, hasta te alegras de que mueran por putos gilipollas o graciosos de mierda.

3) zombis/vampiros/monstruos mamadísimos a pesar de estar en descomposición que saltan como ninjas mientras cabalgan a lomos de caballos zombis junto a tigres zombies que, por algún motivo X, en el momento de convertirse se transforman también en perritos amaestrados, en lugar de seguir siendo animales salvajes como cuando estaban vivos.

4) las tramas y los motivos de los personajes para dar un paso tienen menos lógica que la de los Lemmings. ¿Por dinero?, ¿porque se odian?, ¿para dejar de cocinar hamburguesas y tener un camión de tofu?, ¿para ayudar a una amiga rándom con hijos rándom que no está muerta porque… motivo rándom?, ¿porque son gilipollas y quieren matar zombies por primera vez? Eso sin contar con el tipo del gobierno, que sólo quiere sangre de un alfa; que en principio ha salido de un cajón blindado al principio de la película que transportaba… del gobierno…

5)  las bombas nucleares no afectan ni destruyen nada que está protegido por el cemento y, por supuesto, a los pocos minutos de explotar puedes recorrer las calles en llamas con la misma tranquilidad que si salieras de un alter.

6) todo el mundo, TODO, tiene una puntería de agente especial del FBI, además de que el retroceso, los cargadores, la física y la gravedad no son cosas importantes en las grandes producciones actuales.

7) el super zombie puede recorrer ¿corriendo? en un minuto lo que un helicóptero ha tardado en volar 5 minutos.

7) haré una simple pregunta: ¿qué pasa al final con la amiga de la hija, que es el motivo por el que están en el último edifico al que va Batista a salvarla? Mirad la parte final de la película y, después, respondedme a la pregunta, por favor; yo aún no tengo la respuesta (y Snyder muchísimo menos)

 

No soy alguien quisquilloso o toca cojones con el cine, sino alguien que con La Roca, Con Air y demás cine de acción de los 90 sigo pasándomelo en grande todas y cada una de las veces que la veo, y quizá sea porque en aquella época existía algo que ahora, debido al nivel del público, a desaparecido: el respeto por el espectador. Porque puedes hacer una peli cutre, una de humor o una que no se tome en serio, pero en todas y cada una de las veces no puedes dar por sentado nunca que el público es gilipollas o completamente subnormal; algo que Snyder, en este caso, alcanza niveles de Michael Bay o Paul W. S. Anderson. E incluso los supera.

Zack Snyder ha llegado al final de su carrera con esta cinta, porque tras esto muy poca gente, por no decir casi nadie, va a tomárselo en serio o siquiera apostar un céntimo por él. Su ego le ha llevado a un callejón en el que ha demostrado que no sabe dirigir, no sabe escribir, no sabe dirigir la fotografía ni a los actores y, sin ningún tipo de duda, posee CERO personalidad tanto detrás como delante de la cámara. Y me jode, porque tras 300 fui de los que creyeron que había descubierto a un gran artista del cine… pero no.

Mil millones de veces, y por siempre, NO.

Deja un comentario