25N y la hipocresía de la sociedad

Hoy es un día que muchos usarán para ponerse medallas o buscar rédito de cualquier tipo usando algo tan doloroso como la violencia contra la mujer. Y sí, yo lo estoy usando también, aunque mi fin no es precisamente ganar adeptos o conseguir casito por parte de los cerebros planos desmemoriados que no necesitan comprender el motivo de las cosas para aplaudirlas; yo lo hago porque adoro poner sobre el atril la hipocresía de los de siempre.

Las bocas hoy se llenarán de denuncias contra el maltrato, tanto físico como psicológico, contra las mujeres, ¿pero de qué mujeres estamos hablando?, ¿cuáles pueden entrar en esta lista y ser ayudadas por las pancartas que saldrán más en la televisión que las de los obreros de Cádiz o los policías que llevan días buscando el apoyo de la sociedad? La memoria es algo frágil en manos de los borregos, y eso les impide siquiera darse cuenta de la hipocresía tras todas las palabras huecas que repetirán como papagayos esperando la medalla del buen ciudadano, porque a la mayoría sólo les importa eso: seguir estando dentro del círculo y, por supuesto, no ser cancelados.

Ninguno pedirá justicia para las niñas prostituidas en Baleares y que el gobierno (incluido el partido al que pertenece la ministra de igualdad) se ha negado a investigar por miedo a que sus amigos sean señalados, ni para las niñas secuestradas por sus madres, ni para las chicas violadas por inmigrantes ilegales, ni por la joven de Igualada cuyos asaltantes siguen sin ser identificados porque el ministerio del interior lo oculta como oculto la verdad de “el bulo del culo”, ni por las lesbianas maltratadas por sus novias, ni por las ancianas echadas de sus casas por sus cuidadoras, ni por las mujeres pertenecientes a ideologías contrarias al régimen establecido en España, ni por las agresiones por parte de violentos AntiFa a mujeres policías, ni a las enfermeras agredidas durante la pandemia por los inmigrantes invitados a hoteles con piscina; porque esto no va de mujeres ni de las agresiones que sufren, sino de SUS mujeres y de las agresiones QUE PUEDEN POLITIZAR.

La politización del dolor de forma consciente es algo que hacen las personas malvadas y repugnantes, aquellos psicópatas que se niegan a ver a sus “enemigos” como personas. Pero quienes se niegan a abrir los ojos por estupidez o ignorancia son igual de culpables y ruines, igual de hipócritas e indignos, que sus amos intelectuales.

Hoy es 25N y las redes sociales van a dar ganas de vomitar por toda la mentira maquillada de sentimientos que van a escupirnos a la cara, pero siempre tendremos la memoria, el sentido común y la verdad de nuestro lado aquellos que, sí, nos cagamos en el flujo de una corriente que algún día se quedará sin agua.

Y una pregunta más: ahora que ser mujer u hombre depende de la percepción del individuo, ¿entran dentro del saco los trans maltratados o los que, como yo, nos autopercibimos como mujeres?, porque, de ser así, tengo muchas personas a las que señalar y que me agredido con sus insultos…

Deja un comentario